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Estudiante de lo abstracto y dibujante de lo concreto, ¡este blog es para todo lo relacionado con el dibujo, ya seas nuevo en el tema o no!

miércoles, 17 de abril de 2013

Trabajos de Cartelería

Recientemente he realizado un par de trabajos de cartelería de los que estoy francamente orgullosa. Ambos están hechos para la asociación cultural de estudiantes "El Señor de los Dadillos", de la facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM. 

XXIII Concurso Literario "El Señor de los Dadillos", 
con tema "El erotismo en la facultad"

 
Este dibujo fue bastante sencillo de idear salvo por una cosa: quería hacer una mujer semidesnuda y ocultar parte de sus formas tras algo. Pensé en sábanas o en un vestido vaporoso semiabierto, pero quería dar la idea de que realmente no habría nada tras aquello en lo que se ocultase. Y, como imaginaréis, un vestido o unas sábanas están asociadas a la ropa, que a su vez alejan la idea de desnudez. Pensé, entonces, en esos divertidos dibujos en cascada en los que, por ejemplo, una persona ve en la televisión a la misma persona que también ve una televisión en la cual hay lo mismo una y otra vez. No obstante, los carteles no tienen que ser demasiado recargados: el dibujo debe llamar la atención lo suficiente como para que te fijes en él, pero no lo bastante como para que ignores la información (que es lo que de verdad importa del cartel). Poner una imagen en bucle hubiera sido recargar demasiado todo. Por ello, aunque lo que lleva realmente es el cartel, mismo en el que aparece, sólo coloreé levemente el marco.

Otro detalle: los ojos también aparecen ocultos, aunque mostrarlos no resulta obsceno. ¿Por qué hacerla sin una parte tan importante de la identidad de alguien? Precisamente por eso, por el tema de la identidad. Eliminar los rasgos más importantes de una cara -o la totalidad de la misma- hace que la persona sea anónima y, por tanto, que pueda ser cualquiera. Si bien aquí eliminamos la posibilidad de que sea un hombre no caucásico y de que tenga un tono de cabello que no sea el pelirrojo, no dejamos de hacer que pueda ser cualquier mujer. ¿Y qué mujer es "cualquier mujer"? La que a ti te guste. Ahí reside la mejor parte de lo que significa erotismo: el erotismo es sutil y no hay zona más erógena en el ser humano que su propia imaginación.

Finalmente, un detalle un poco travieso y tampoco dejado al azar (como diría una de mis profesoras, nada aparecido en la publicidad es casual) es el dónde están situados los datos más relevantes: cerca del único pecho que se insinúa y del muslo más visible. ¡Tadá! La gracia de un cartel es la de cualquier anuncio: dispones de muy poco tiempo para atraer la atención de aquellos a quienes pretende llamar y, además, es muy sencillo que descarten la posibilidad de seguir leyendo. Poner las cosas donde sabes que es más probable que se mire hará que sea más sencillo que la información llegue por poco tiempo que le dediquen.


I Torneo de Bang! "El Señor de los Dadillos"

De este otro también estoy muy satisfecha. Sin duda la forma de hacerlo fue menos rebuscada que la anterior. A fin de cuentas, aquí contaba con la ventaja de un logo conocido (el del juego de cartas "Bang!") y los juegos de cartas, a priori, suelen resultar más atractivas a la gente que la escritura.
Muy sencillito: un bandolero, en un lateral con colores y solidez que destaque. De esta manera también buscaba llamar la atención, pero más por la técnica que por el contenido en sí (al revés que en el caso anterior). Quería hacer un dibujo llamativo, fuerte, que hiciese que quisieses atender el dibujo en primer lugar. ¿Por qué? Porque el propio logo del juego va unido al dibujo. Y dado que es un juego de sheriffs y bandoleros, el propio dibujo es bastante informativo.

Una vez lograda la atención, la información preferí centrarla sencillamente porque, al tener el dibujo en un lateral, contaba con más espacio. El doble fondo del dibujo, con una sombra plateada, pretendía evocar metales, hierro, acero. Algo que se suele asociar al mismo contexto que un bandolero del oeste. 

Por último, si en el primero pretendí atraer la atención con algo primario como la sexualidad (figuras sinuosas, insinuaciones de desnudez...) en el segundo recurrí a otro elemento primario: la violencia. Nada más sencillo que un fondo de sangre disparada contra la pared que, junto a un bandolero y un rifle bien largo no trae ninguna sorpresa. 

¡Y listo!



Ahora que lo pienso según releo mis propias palabras, he recurrido a unas ideas bastante psicoanalíticas: sexo y violencia, uno para cada cartel. Y esta distribución fue bastante inconsciente, para más INRI. 

¡Freud estaría orgulloso!

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