¿Quién soy?

Mi foto
Estudiante de lo abstracto y dibujante de lo concreto, ¡este blog es para todo lo relacionado con el dibujo, ya seas nuevo en el tema o no!

jueves, 9 de mayo de 2013

Qué hacer contra el bloqueo creativo

¡Hola de nuevo!

Llevo un tiempo bastante absorbida con la universidad y algunos otros trabajos. Tal es así que el dolor de cabeza y el agobio se han convertido en mis amigos para siempre.

El tema es que, con todo, he conseguido ir haciendo algunos dibujos (están subidos en mi deviantArt, por si queréis echarle un ojo) pero nada especialmente relevante. Y hoy, intentando hacer algún garabato con el que relajarme entre trabajos me he visto que no sabía qué hacer. Tenía el lápiz en la mano, la tableta lista y ganas de dibujar... pero nada. No salía nada. Y por mi cabeza, cuando dibujo, siempre pasan muchas imágenes rápidamente hasta que doy con la que quiero plasmar: pero en esta ocasión no ha salido nada. Blanco. Todo blanco, ni una triste planta rodadora de por medio.

Así pues, he pensado de pronto en el clásico problema que toda persona que se dedique, ya sea por afición o por trabajo, al arte sufre de vez en cuando:


EL BLOQUEO CREATIVO

El bloqueo, ese gran desgraciado.

Paradójicamente, tener un bloqueo creativo es lo que me ha dado la idea de hacer esto y, en sí mismo, desbloquearme. Pero eso normalmente no sucede. 
Así pues, os voy a poner algunos consejillos, trucos e ideas para esos momentos en los que queréis dibujar/escribir/componer/lo que sea y no hay modo humano de que os salga nada. 


El bloqueo creativo es ese molesto -a veces hasta trágico- momento en que tu creatividad no fluye de ninguna manera. Cada vez que te pones delante del papel, del ordenador... no consigues dar rienda suelta a lo que para ti normalmente es ya algo casi automático. Esto genera estrés, te agria el humor y, en ocasiones y dependiendo de las circunstancias, genera ansiedad. Por no mencionar que, como es obvio, te impide llevar a cabo lo que para mucha gente es un trabajo con fechas límite que no perdonan. 

Los bloqueos no duran un tiempo determinado, lo cual angustia todavía más. No son como un catarro: no tienes claro si te va a durar hasta mañana, una semana, un mes, años. Y sí, sí, lo digo en serio: años. Son casos muy extremos, pero puede pasar. 

  • ¿Cómo puede ser el bloqueo creativo?
Lo más común es que te quedes en blanco. Por más horas que estés intentándolo, no sale nada. Es ese día o esa temporada en la que parece que quieres dibujar algo y dibujas todo lo mal que normalmente no dibujas o, incluso, ni eso: el lápiz pesa un quintal para ti y de ahí no sale nada. Revisas y rebuscas en tu cabeza y no hay ideas que llevar a cabo.

¡No, no, no! No te suicides,
sigue leyendo. 
También puede ser, aunque esto no se identifica tanto con el bloqueo
creativo (aun siéndolo), que te pase lo contrario: tienes muchas ideas, tantas que no eres capaz de dedicarte a ninguna. Sucede como cuando eres muy pequeño y llegas a un parque nuevo: te gusta todo tanto que te quieres montar en todo, ¡pero a la vez! Y, como a día de hoy los seres humanos no nos desdoblamos, tu cerebro decide que hasta que no recuperes la sensatez se va a ir a dar una vuelta y de vez en cuando se pasará a ver si ya te has tranquilizado. Así que te bloqueas. Te saturas de tanta información y, directamente, no haces nada. 

Otra forma, más típica en la escritura que en el dibujo, es que te hayas aburrido del proyecto, no sepas cómo seguir y tengas algo así como desgana. Sí, no estás totalmente en blanco: alguna idea circula por ahí, pero no te convence. Te convence tan poco y tienes tan pocas ganas de seguir con algo que no te motiva que, una vez más, no continúas. 
  • ¿Por qué se dan los bloqueos creativos?
Puede ser por muchos motivos: estrés, aburrimiento, desmotivación, agotamiento, miedo.

Normalmente el estrés es el principal enemigo. El exceso, entendedme (una cantidad adecuada de estrés es beneficiosa, de hecho). Incluso más que la desmotivación o el miedo, aunque le andan cerca. La vida diaria, te dediques a lo que te dediques, tiene sus ajetreos y por unas o por otras te hace pasar por momentos de agobio. Tienes muchas cosas que hacer, estás cansado, se te acumula el trabajo, tienes problemas con un familiar, tu pareja o un amigo querido y no consigues dejarlo a parte, has tenido algún problema de salud... El caso es que, por el motivo que sea, estás tan agobiado que no consigues que salga nada. Adaptándolo al caso de exceso de ideas, querer muchas cosas y no hacer ninguna, no llegar a nada, puede generar también más estrés del conveniente. 


La desmotivación es también nefasta. La motivación -dicho de una manera que, si algún profesor mío me pregunta, negaré haber escrito yo y alegaré posesión infernal de por medio- es lo que nos mueve a hacer cosas. Quedaos con eso. El tener un objetivo, el sentirnos satisfechos con lo que hacemos, ese tipo de cosas nos mueven a hacer lo que hacemos. El miedo para algunas personas también puede ser motivador, pero yo voy a tratarlo aquí como causante de bloqueo, por eso no lo trataré en este párrafo. Como decía, la motivación es la que nos lleva a hacer las cosas. Si carecemos de motivación, entonces, no las hacemos o, como mínimo, nos cuesta mucho más hacerlas. La motivación puede ser interna (sentirse realizado, capaz, divertirse...) o externa (dinero, aprobación...). En función de qué clase de motivación tengas para hacer esa tarea en concreto la manera de actuar será una u otra. No se resuelve igual un problema de desmotivación por no verse competente que uno por no recibir ninguna clase de atención por tus iguales. 

El aburrimiento va ligado a la desmotivación. Cuando una tarea ya no te resulta atractiva ni gratificante todo tu ser te dice que la dejes. Sí, podrás tener las ideas, podrás tenerlas incluso perfectamente estructuradas y presentes. Pero si te aburre mortalmente seguir con un proyecto, ¿cómo te va a resultar fácil continuarlo?

El agotamiento, sea físico o mental, es en mi opinión el más fácil de resolver. No obstante, no por ello no lo vamos a tener en cuenta. Cuando nuestro cuerpo o nuestra cabeza llega al límite nos dice basta. Y como diga basta, por mucho que tires de las fuerzas que te queden, no hay mucho que hacer. A fin de cuentas, el cansancio es un indicador más que tiene nuestro cuerpo para decirnos que necesita detenerse. Muchas veces eso no nos detiene; por eso se detiene él. Y sin preguntarnos. 
El agotamiento puede darse con más frecuencia en el caso de que tengamos demasiadas ideas a la de cuando no tenemos ninguna.

Por último -motivos pueden darse más, pero yo menciono los que considero más comunes- el miedo puede bloquearnos por completo ante cualquier cosa. Como ya he dicho, hay quien lo encuentra motivador, pero prefiero en el caso de los bloqueos creativos suele ser más bien algo malo. El miedo puede venir del temor a que nos evalúen mal, nos juzguen, no cumplamos nuestros objetivos ("no demos la talla"), no acabar algo a tiempo... Cuando tenemos miedo durante largo tiempo -no hablo de la clase de miedo que nos hace correr cuando viene un coche, que es momentánea- nos agarrotamos. Y, al igual que se agarrota el cuerpo, la mente también lo hace. 

  • ¿Cómo puedo superar un bloqueo creativo?
Nada de lo que yo te diga va a ser una fórmula mágica. Sí es cierto que estas cosas funcionan en un porcentaje alto de las veces, pero funcionan mejor cuanto más personalizado es. No todo el mundo tiene bloqueos por los mismos motivos ni a todo el mundo le funcionan igual las mismas cosas. 


Afortunadamente, la mayoría de las veces sí que dan buen resultado. En el peor de los casos, si no os quitan el bloqueo al menos lo suavizarán lo suficiente como para que con un poco de tiempo ayudando se os pase de la misma manera que apareció. 

Lo que voy a poner a continuación son mis recomendaciones personales. Bien podría ir a por un manual de Psicología como tal y recitaros los apuntes, pero eso también podéis hacerlo vosotros mismos. Lo que os voy a ir diciendo, aunque sale de ahí, no es todo lo que hay ni dicho de la misma manera ni en la misma profundidad. Si queréis algo que sea palabrita de psicólogo, es mejor recurrir a uno o estudiarse bien algunos libros. Tampoco os voy a hablar de cosas como el brainstorm ni nada parecido, porque no me estoy refiriendo a qué hacer cuando no tienes ideas, sino qué hacer cuando no eres capaz de tener una. También aseguro que esto lo hago con todo mi interés en que os ayude a salir de esos bloqueos que todos hemos sufrido alguna vez. 

Bien, ¡aquí vamos!

Lo primero, primero de todo que os recomiendo es relajaros. Estéis estresados, aburridos, ansiosos o hiperactivos, lo mejor es relajarse ante todo. Hacer una buena relajación mediante ejercicios específicos para ello nos ayuda a despejar la mente y a mejorar nuestro estado de ánimo. También hace cosas como bajarnos el colesterol, ¡pero eso no viene al caso! Bien, normalmente lo que os van a decir o lo que vais a leer es que tenéis que hacer ejercicios de relajación. Y estoy de acuerdo, porque son una maravilla, de verdad. Pero también os voy a decir algo más que no os van a decir con tanta frecuencia ni vais a leer casi nunca: cansaos. Moveos. El estrés son nervios, energía que se remueve y no está en su sitio, ¡gastadla! Muchas veces estamos más inquietos de lo normal hasta llegar a estresarnos porque nuestro cuerpo tiene más energía de la que gasta. Pensad que cada día le diésemos al coche gasolina en gran cantidad y lo moviéramos sólo una vez por semana, ¡o ni eso! Bien, el coche rechazaría la gasolina pero el cuerpo no nos va a hacer vomitar sistemáticamente. Engordaremos, sí, pero la energía no es solamente eso. Hay que gastarla. El ejercicio para eso es maravilloso. Además, el ejercicio es un antidepresivo natural maravilloso: no sólo liberarás energía sino que también te sentirás divinamente. Con cansancio, pero un poco más feliz cada vez.

El ejercicio, la música o el aire libre
son buenos para relajarnos.
Vale, no tenéis tiempo. Ya sé que esa es la primera alegación, ¿y sabéis qué? Tenéis razón. No tenemos tiempo ni dinero para apuntarnos a gimnasios o salir a la montaña todas las semanas. Tampoco, si ya de por sí tenemos pocas ganas por la falta de costumbre, nos ayuda el tener que comprar el equipo para hacer determinados ejercicios o tener que prepararnos para salir a correr, con lo que conlleva: que si vestirse con ropa adecuada, bajar a la calle, que si a veces hay hijos/sobrinos/hermanos de por medio que nos tendríamos que llevar y no podemos, que con el poco tiempo del que disponemos se nos va todo en tener que prepararnos nosotros y las herramientas... Así que, estoy de acuerdo, no tenemos tiempo. No mucho, al menos. Pero sí el suficiente como para las cosas que os voy a sugerir:

1. ¡Para! Stop! Puede que tengas platos que fregar, tarea que hacer o una serie que ver, pero no se van a ir de ahí -para bien o para mal-. No necesitas dedicar una hora al ejercicio siempre y cuando lo hagas a diario.  Esos veinte minutos que te dedicas al descanso entre tareas o a tomarte algo rico puedes dedicarlo ¡a correr en seco! Sí, suena ridículo pero es mano de santo. ¿Tienes exceso de energía? ¡Quémalo! Escoge un sitio donde estés a gusto y no te choques con los muebles -ni te dé vergüenza, si no te gusta que te vean- para correr sin avanzar. Si te aburre o le ves poco sentido, puedes ver un capítulo de una serie -suelen ser unos 20 minutos si lo haces sin anuncios, como en el ordenador-. Si el tiempo de la serie es justo el que quieres destinar al ejercicio, te podrás olvidar de relojes o alarmas porque sabrás que ya has terminado cuando la serie se termine, ¡muy relajante!

2. Aprovecha lo que tienes día a día. Las escaleras son un gran invento de Dios para ello. Si normalmente coges el ascensor en el metro, por ejemplo, o te quedas quieto en las escaleras mecánicas ¡cambia!. Sube y baja por las escaleras siempre que puedas, ¡si hasta llegarás antes a los sitios! Y recuerda que el ejercicio hace que liberes más endorfinas: llegarás antes a los sitios y encima empezarás el día con más optimismo o cogerás la tarea con más ganas. Mano-de-santo.

3. Baila. Pero no en discotecas o salas de baile o lo que sea. No, no, en casa. ¿No puedes parar de hacer tareas? Pues ponte música y procura moverte, aunque sólo sea balancear un poco el peso de una pierna a otra. Aunque sea menos que correr, por ejemplo, irás gastando energía progresivamente y te sentirás mucho mejor. Y si puedes bailar como tal en casa y lo prefieres a correr o hacer aerobic, ¡pues marcha, marcha!

Son tres cositas que se pueden hacer en el día a día de una persona ajetreada y con poco tiempo o que se desmotiva fácilmente con el tema del deporte. Yo, sin ir más lejos, soy exactamente así y estos tres trucos son fantásticos y se adaptan perfectamente. Si alguien tan físicamente perezoso y atareado como yo puede, seguro que tú también lo consigues.

Medites o duermas, lo
importante es que te relajes.
A parte de eso, si liberar energía no es lo que te pide el cuerpo o estás demasiado cansado como para ponerte a ello, lo mejor son los ejercicios de la relajación: respirar por la nariz pausadamente y soltar el aire poco a poco por la boca unas cuantas veces ayuda mucho. Y si algo tan estático te puede los nervios -a veces parar para relajarse puede ser irónicamente enervante- haz un ejercicio de relajación que consiste en estirar una a una todas las partes de tu cuerpo: tensas los músculos y los relajas poco a poco varias veces. Tensas-relajas, así con todo el cuerpo. Es más dinámico y relaja muchísimo también.

Si lo que te ocurre es puro cansancio, como ya he mencionado en el apartado anterior, la solución es muy sencilla: descansa. Dormir es lo mejor que puedes hacer tanto si tu cansancio es físico como mental. Dormir hace que nuestro cerebro repase la información que tiene y que ha adquirido, que seleccione, integre y reordene. Que durmamos no significa que no trabajemos: mientras duermes, tu cerebro está haciendo y deshaciendo ideas a una velocidad pasmosa que conscientemente ninguno de nosotros seríamos capaces de hacer. Es por ello que muchas veces soñamos con la idea "perfecta" o creemos haber vaticinado algo; en realidad, es nuestro cerebro que ha dado con la respuesta más adecuada a nuestras necesidades. Es lo mismo que hubiéramos hecho nosotros conscientemente si dispusiéramos de menos tensión y mucho, mucho más tiempo y capacidad analítica.

¡Aquí nadie ha dicho nada de
Piratas del Caribe y Monkey Island!
Si, por otra parte, sientes que "te has quedado seco en ideas" lo que necesitas es buscar otras fuentes de inspiración. Escuchar música acorde a lo que estás haciendo, ver una película, leer o jugar un videojuego -si te gustan, claro- son maneras fantásticas de generar nuevas ideas. Puede que encuentres algún detalle que ponga en funcionamiento de nuevo tu imaginación. También puede darse el caso de que en algún momento veas algo con alguna relación a lo que tú necesitas y que te aporte una nueva idea que podría poner en funcionamiento de nuevo todo el proyecto a partir de donde te quedaste. ¡Ojo! Que no digo que copies las cosas. A ver si vas a ver un videojuego antiguo y de pronto vas a hacer una película cuyos derechos de autor no se los va a pagar ni Peter, ¿eh?

Cambiar de espacio también ayuda mucho. Cuando llevas horas frente a la mesa de trabajo o días dándole vueltas a lo mismo sin moverte de los sitios de siempre, dar una vuelta o hacer una excursión a un sitio que no suelas frecuentar puede darte el empujoncito que necesitas. También puedes ir y llevarte parte de tu material a un lugar que te guste y continuar en la medida de lo posible allí: escribir en una cafetería o dibujar en un parque son buenas formas de cambiar de aires sin necesidad de hacer grandes planes ni irte muy lejos de casa. 

Por último, os sugiero una de mis favoritas: la gente. Nuestro sistema nervioso tiene capacidad para soportar mucha más estimulación de la que normalmente recibe (sí, sí, aunque parezca que los programas de la MTV son superiores a nuestra capacidad). Las personas son fuentes de estimulación fantásticas: tienen colores, se mueven, emiten sonidos, puedes interactuar con ellos, te pueden sorprender. Es por eso que los niños muy pequeños se entretienen tanto con las personas: les ofrecen más estimulación que ningún juguete en el mundo. Pues, en el caso de los adultos, también nos gustan las personas. Aunque seas alguien huraño, incluso, tratar con alguien de tu agrado puede ayudarte a desconectar. Y, por qué no, a buscar ideas entre tú y las otras personas también ayuda: el trabajo en equipo suele ser más productivo que el individual, aunque sea para pequeñas cosas. 
Hacer las cosas en compañía también puede ayudarnos.

Esto es todo. Se me hace tarde y yo mañana madrugo. Mi yo de dentro de unas horas se va a acordar mucho y mal de mí, del bloqueo, de vosotros y de la leche en vinagre. 

Espero haberos servido de ayuda. Y, si no lo he hecho, que por lo menos os hayáis reído un poquito entre las tonterías que de vez en cuando digo y los dibujos que he hecho para ilustrar lo que digo. 

¡Nos vemos!



4 comentarios:

  1. Muy buena la entrada, no sabia que estudiaras psicología, yo también lo hacia (este año me lo he tomado sabático por falta de pasta XD)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Vaya! Pues tenemos un montón en común xD. Me gusta la idea de poder encontrar una aplicación práctica a lo que estudio que, además, tenga que ver con algo que me gusta tanto como dibujar.

      ¡Eres un sol por comentar, gracias!

      Eliminar
  2. Genial artículo, y además me viene que ni pintado a mi situación actual.
    Yo tenía que hacer un comic de 3 páginas. Tenía el borrador con cada viñeta, a rotu gordo XD, pero había que hacerlas bien y añadirles detalles. Y en mi casa (la de mis padres) era imposible. Ni tenía ganas de empezar, ni cuando me ponía a ello salía nada potable. Pero he hecho una escapadita de 2 semanas a la casa de un amigo, y zas! las ideas no paraban de llegar. Ya tengo los lápices acabados, he vuelto a casa y me he puesto como un poseso a hacer atrezzo y un disfraz de zombi para un "videoclip". Un cambio de entorno y de rutinas que ha sido mano de santo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, a eso me refería! Cambiar de aires y estar con gente viene muy bien. A veces sólo necesitamos estímulos nuevos que le den un empujoncito a nuestra capacidad creativa. Gracias por comentarme *O*

      Eliminar